ediciones contrabando
Poesía 4
12 x 17 cm; 58 páginas
Rústica fresado con solapas
ISBN: 978-84-942292-5-1
DL: V-1420-2014
PVP: 12 euros (+gastos de envío)
Lo que hace particularmente importante la edición, por primera vez en España, de este libro, es que aquí está la génesis del estilo literario de Alejandro Zambra y lo dice él de la siguiente forma “…No era este el libro que entonces yo buscaba o rebuscaba, pero ahora pienso que sí era el que necesitaba. Mudanza cambió mi vida por completo. Eso, que no le importa a nadie, es realmente lo único sensato que puedo decir sobre este libro”.
Raúl Zurita, en un gesto de admiración a este libro, escribió un prólogo, señalando: “…ahora al volver a leerlo su impacto es aún mayor: no sólo se trata de un poema en el que ya están contenidos los ejes centrales de la obra de Alejandro Zambra, sino que nos muestra como muy pocos autores pueden hacerlo, que sean cuales sean sus nudos: la separación en este libro, la muerte en Bonsái, la ausencia en La vida privada de los árboles, la infancia en Formas de volver a casa o los jóvenes lúcidos y despojados de Mis documentos, escribir es siempre una mudanza, un cambio de piel que nos prepara a nosotros, los hipócritas lectores, para los ritos a menudo sangrantes de una despedida… la obra de Alejandro Zambra se construye al otro lado de la literatura. Como si hubiese sido escrito un segundo antes de su fin, esta reedición de Mudanza conmueve porque el hombre que allí habla aún no sabe que la escritura es la forma que ha tomado para él lo irremediable”. Leer prólogo completo
Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975). Poeta y Narrador. Es una de las voces más originales de la nueva generación de autores en español leer más
Reseñas
(3)
Me quitaron las palabras de la boca,
esas cuatro o cinco líneas que diría
si de pronto regresaran con el vuelto
y las sillas tapizadas nuevamente:
grabadoras que repiten unas voces
tan seguras de que alguien las escucha.
Las llamadas telefónicas fracasan,
es muy tarde en Bad Hersfeld y en Madrid
es muy tarde en Elvas y en Manresa
en Granada nos quitaron
los cigarros de la boca
y alcanzamos con el vuelo
al mirador. Alguien dijo que la virgen no
demora, alguien dijo que esperáramos
al dealer, que grabáramos los nombres
de una vez, que juntáramos la plata
mientras tanto.
Cae la noche sobre Quito
y en Santiago
treinta locutores prolongan las aristas
de un problema con múltiples
aristas: grabadoras que repiten
unas voces tan seguras de que alguien las
escucha. Ella viaja largas horas a Granada,
ella espera que la virgen no demore,
amanece en Albayzín y los borrachos
sentenciamos que esta vez
fue diferente, que los clavos se oxidaron
y el silencio
fue una especie de resuello reprimido,
que la virgen no mejora con los años.
Amanece en Sacromonte y en Santiago
y en Bad Hersfeld adelantan los relojes.
Este día es el más largo,
esta noche es la más larga
–nos advierten que los diarios de mañana
no cubrieron la noticia, que hace frío,
que conviene que cerremos las ventanas
y los ojos
porque en días como estos
no se puede –no se pudo– hacer favores
ni hacer caso de las cosas que te dicen
las tarjetas de destino:
a la cárcel
pero rápido, al cine al hospital a la plaza
de armas pero rápido, ella es débil
tú eres blanco pero a veces solamente,
cada tanto recomienza
lo que ahora desconoces, no nos quites
el saludo, no tenemos más
cigarros, ya no importa que despiertes
cuando rondas por la noche ni que pierdas
la jugada o la tajada muchas veces
el azar es previsible y la forma de
la boca se conmueve cuando chupa:
las llamadas telefónicas fracasan
es muy tarde en Bad Hersfeld y en Madrid
es muy tarde en Elvas y en Manresa
en Granada nos quitaron los cigarros
de la boca y alcanzamos a llegar al mirador,
escogíamos lugar cuando te vimos
y quisiéramos saber si no te importa
que pasáramos de largo por la noche, muchas veces
el azar es previsible, las llamadas telefónicas
fracasan, me quitaron las palabras
de la boca, esas cuatro o cinco líneas que diría
si de pronto regresaran con el vuelto
y las sillas tapizadas nuevamente.